La exportación de petróleo ayuda a reducir el déficit comercial

21 de diciembre de 2017

 

El siguiente editorial escrito por el Presidente de la Comisión del Puerto de Corpus Christi, Charles W. Zahn, aparece en el boletín Morning Consult del jueves.


Esta semana se cumplen dos años desde que el Congreso levantó la prohibición de exportar crudo, un paso definitivo que cimentó el estatus de Estados Unidos como proveedor mundial de energía. En ese tiempo, no sólo nos hemos restablecido como líderes del mercado mundial, sino que también hemos hecho una mella significativa en nuestro creciente déficit comercial y hemos apoyado la seguridad nacional de forma tangible.

Los países que dependen de las importaciones se ven obligados a calcular sus necesidades de combustible en función de consideraciones nacionales, desde los derechos humanos a la equidad económica o la independencia política. Los países ricos en recursos, por su parte, pueden utilizar su poder para bien o para mal, y una y otra vez hemos visto cómo las superpotencias mundiales utilizaban el comercio energético como arma.

No hace demasiado tiempo que Estados Unidos se enfrentaba a una creciente dependencia del crudo y el gas natural importados para satisfacer la demanda interna. Algunas generaciones aún recordarán la escasez de combustible de los años setenta, mientras que el argumento original para construir el oleoducto Keystone XL se centraba en el deseo de sustituir las importaciones del Golfo Pérsico por importaciones canadienses. Gracias al renacimiento del esquisto en Estados Unidos, esos días son un recuerdo que se desvanece rápidamente. Hoy, Estados Unidos no sólo es un exportador neto de productos petrolíferos y gas natural, sino que las últimas previsiones apuntan a que nos convertiremos en exportadores netos de petróleo a finales de la próxima década.

Pero la riqueza y la producción de recursos son sólo la mitad de la batalla. El cambio de papeles que hemos visto en tan poco tiempo.Leer más